Podemos caer en la tentación de pensar que Machistadas es un libro de cierto oportunismo que trata de sacar partido de una situación social, pero en realidad sería mucho más conveniente dejar bien claro que lo que hace Rocío Vidal, con un sentido del humor elogiable, es recordarnos que lo que vemos en estas páginas es una realidad cotidiana. Lo es, negarlo no evita que lo sea ¿Y qué mejor forma de afrontarlo, más si se hace en primera persona, que a través del humor? Vidal sabe conjugar perfectamente el nivel de denuncia que sigue siendo necesario para superar actitudes que siguen formando de nuestro día a día con una comedia directa, ágil y fresca. Y tiene la virtud de explorar lo cotidiano de dos maneras. Por un lado, en escenas de las que la propia Vidal es protagonista y, por otro, en secuencias que le han contado. De esa manera, aparentemente sencilla e inane, la autora se convierta en testigo, portavoz y narradora de todo lo que nos cuenta, que no es poco. Vivimos en un mundo machista, sí, y más vale que nos demos cuenta de ello. Que lo hagamos con una sonrisa, la que nos provocan estas Machistadas, no quiere decir que sea menos cierto. ¿Hay exageración en estas situaciones que ilustra Vidal? Puede ser en algún caso, pero si por algo funcionan estas viñetas es precisamente porque su verosimilitud está fuera de toda duda.

Familia, Infancia y adolescencia, Vida social, Sexo, Trabajo, Relaciones, Otros ambientes, Entre hombres y Entre nosotras son los títulos de los nueve capítulos en los que Vidal divide sus viñetas, y el plan para contarnos estas Machistadas da una idea de lo extendido que está el problema en el que se centra la autora y que trata con tanto cinismo y humor. Su gran acierto está en la forma en la que da forma al machista, sin rostro, maleable, intercambiable, anónimo pero cercano. Porque el machismo se puede esconder en cualquier lado y en cualquiera de nosotros, por eso funciona tan bien su dibujo no solo con esta figura sino con el retrato femenino que hace. Caricaturesco, sí, pero accesible y cercano, y muy divertido en todo momento, porque sabe encontrar expresiones muy diversas que se entienden en un primer golpe de vista, casi sin necesidad de leer el texto. Es difícil encontrar una manera más divertida que la de Machistadas de atacar y criticar los micromachismos que con las cortantes respuestas que les da Vidal, convirtiéndose además en personaje y autora con una naturalidad notable. Y también hay que valorar la sinceridad y el realismo que hay en el libro, porque esa es necesariamente la base del humor, el gran enemigo del lado más triste de la realidad en la que vivimos.